Eres culpable: igual que yo.

Si; eres culpable igual que yo. Eres culpable porque sabías que estabas perdonando la vida a quienes no tuvieron compasión. Culpable igual que yo de haberte dejado acariciar las orejas por las lisonjas de que” eras un ejemplo de transición democrática”, por haber dejado que los descendientes directos de unos golpistas que arrebataron un gobierno, malo pero electo, continuaran sus vidas como si tal cosa.  Eres culpable igual que yo porque sabías que la bestia estaba invernando en su guarida y sólo necesitaba tiempo para volver a clavar las garras y los colmillos en la carne de los más desamparados. Eres culpable igual que yo porque no pensabas que te iba a tocar y mirabas el sufrimiento ajeno como una parte inseparable del sistema, tal y como te enseñaron pero en realidad nunca creíste. Eres culpable igual que yo porque aceptaste una monarquía farisea que prolongaba la hiel y la soberbia del dictador y lo sabías. Culpable igual que yo porque sabes que no hay revolución sin sangre, que no existe el punto final, que no hay paz si los términos sólo los impone una parte. Eres culpable igual que yo porque tendiste la mano a reaccionarios, falangistas, homófobos, fascistas, xenófobos, pederastas con sotana, traidores e incluso a los asesinos de nuestros mayores. Eres culpable igual que yo de haber dejado que te escupieran todo el desprecio a la cara y haber puesto la otra mejilla mientras ellos ni tan siquiera pedían perdón. Eres culpable igual que yo de haber permitido que esos lobos se echaran la piel de cordero sobre los hombros y accedieran con tu excusa de “yo soy demócrata” al gobierno de una nación que no respetaron, no respetan y nunca respetarán. Eres culpable igual que yo cuando viste como les chorreaba la sangre por las patas y no dijiste nada. Eres culpable igual que yo de que muchos españoles sientan y sintamos vergüenza de serlo. Eres en definitiva culpable, igual que yo, de que todos seamos culpables. Eres culpable igual que yo de cada muerte por desesperación, por pena, por cansancio o por asco. Eres culpable igual que yo por haber elegido durante mucho tiempo ser mudo, ciego y sordo. Eres culpable igual que yo si no te levantas y gritas "Devolvednos a nuestros hijos”,” Decidnos dónde enterrasteis a nuestros muertos”, “No nos quitéis nuestros hogares”…

Si.

Eres culpable: igual que yo.