Creo que lo se…

Lo que creo saber y cómo lo se…

Christa McAuliffe

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Hoy hace 27 años del fallecimiento de Christa McAuliffe. Para la inmensa mayoría de los que estáis leyendo éstas líneas una absoluta desconocida. Es lógico. En esta segunda década del siglo XXI nacer o morir es absolutamente irrelevante. Tan pronto estamos rodeados de vida palpitado por los rincones como nos sumergimos en la muerte de cientos de personas casi sin pestañear. La muerte es, pese a todo, un mal asunto. Deja nuestras miserias al aire y tanto los ricos como los pobres huelen de la misma manera al convertirse en difuntos. La muerte siempre venía precedida por la enfermedad, el accidente o la guerra, contando ésta última como una modalidad más del crimen. No podemos controlar las dos primeras y en cuanto a la tercera se nos antoja más aterradora porque  adjunta a la extinción de la vida la condición de innecesaria: Nadie debe morir en una guerra ni atacando ni defendiéndose. Nadie debiera ser un héroe de contienda. Hay quien dice que la humanidad se encamina a la tercera guerra mundial y no es cierto porque nunca hubo una segunda guerra: fue la primera que se tomó un descanso para ser más eficiente en su misión de matar. Pero volvamos a Christa McAuliffe.

Era una profesora, una más de los muchos miles que hay en Estados Unidos y en el mundo. Licenciada en Arte impartió clases durante varios años de diferentes asignaturas. Nada apasionante. Dio clases de inglés e historia en diferentes institutos y supongo que como a todos los que hemos sido docentes alguna vez tendría su correspondiente mote: De igual modo imagino que ente todos los alumnos que pasaron por sus aulas, alguno se vio influenciado para bien (espero) por su método, fuera el que fuera. No es la vida de Christa lo que nos debe llamar la atención porque se terminó hace 27 años – hoy estaría camino de ser una anciana venerable- sino su muerte. Falleció en Florida a 16 kilómetros de altura sobre el Océano Pacífico. Sharon Christa Corrigan McAuliffe era astronauta y junto con sus seis compañeros perdió la vida a bordo del transbordador espacial “Challenger” el 28 de enero de 1986. Aunque nominalmente era la especialista de carga de la misión, ella estaba allí como profesora, como la primera profesora, la primera persona, no militar ni científica ni técnica que iba a viajar al espacio. En una misión humilde en cuanto a distancia, prácticamente en el patio trasero del planeta que es a donde hoy por hoy llegan las misiones tripuladas, Christa era la primera embajadora del saber del hombre. No volaba preocupada de tuercas y tornillos: no le importaban las complicadas operaciones que tendría que realizar el comandante para poner en órbita los dos satélites que transportaban. Ella iba a poner en marcha un programa bautizado TISP “Teacher in Space Project “.

73 segundos duró el sueño: La rutina de lanzar una nave tras otra al espacio hizo pensar que aquello era fácil y no lo era. Una junta, de esas que la NASA reutilizaba una y otra vez,  falló (alguien había advertido el problema pero no fue escuchado), el combustible se incendió, los depósitos se desintegraron y aquella incipiente aventura del saber se precipito desde 16 kilómetros de altura con sus tripulantes posiblemente vivos. No me puedo imaginar el horror de esos segundos finales. Con ellos cayo al mar un octavo tripulante: el saber.

Unos años después, en 2003, el Atlantis y sus 7 tripulantes se desintegraron en la reentrada en la atmósfera. A ellos habría que sumar a Chaffee, White y Grissom que se carbonizaron en el Apolo I durante un entrenamiento, a Valentin Bondarenko que tuvo la mala suerte se sobrevivir y falleció en el hospital a consecuencia de las quemaduras, A Komarov que se estrelló con la Soyuz 1 cuando no se abrió el paracaídas, a Dobrovolsky, Patsayev y Vólkov que se asfixiaron en la Soyuz 11 por un escape de aire, a Laika y los otros siete perros que murieron en los primeros intentos y –supongo- que a cientos de animales de todo tipo…

La pregunta es ¿Ha merecido la pena? Creo que si se lo preguntáramos a cada uno de ellos no dudaría un instante en decir que si. Si nadie hubiera seguido a Colón, Elcano o Urdaneta, A Lewis y Clark, a Battuta, Livinsgton o Amundsen ¿dónde estaríamos ahora?

Hoy, En los muchos centros que educativos que llevan su nombre, se recordará a Christa McAuliffe como la primera persona que quiso llevar la educación a “Un lugar jamás visitado por el hombre”*.

Where No Man Has Gone Before» fue el título de primer episodio de Star Trek TOS (segundo en realidad) y una frase que ya ha pasado a la cultura popular.

Written by Juan Manuel Sánchez-VIlloldo

28 enero, 2013 a 2:00

Publicado en Ciencia, Historia

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2 respuestas

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  1. She was born in Massachussetts, but taught elementary school in Concord, NH (the state where I grew up). She also left behind 2 children of her own. Sad, but she was inspirational. The McAuliffe-Shepard Discovery Center in Concord helps children learn about space in her memory. http://www.starhop.com/

    pambie03

    28 enero, 2013 at 2:31

    • Thanks Pambie. People should know who were the real heroes.

      aitztv

      28 enero, 2013 at 14:45


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